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POR JUAN ALBERTO YARÍA 01.05.2023
“Es el vacío del hombre de hoy”. (V. Frankl – psiquiatra).
Por razones profesionales me conecté con un familiar de un paciente que es Policía en la Ciudad de Buenos Aires y cuya tarea es auxiliar a los que viven en las calles o en los pasillos de los cajeros automáticos, bajo los puentes, plazas, etc.
La descripción que el me dio fue la de un conjunto humano de desvalidos que muchos de ellos viven en la más absoluta indigencia, otros son enfermos mentales sin casa ni destino, adictos inveterados buscando permanente vino u otra bebida alcohólica o familias sin casa ni trabajo, etc.
Uno de estos muchachos que traté vivió cinco años en una plaza céntrica junto a más de veinte compañeros luego de una expulsión del hogar. Paso varias veces por terapia intensiva, convivió de distintas maneras con la muerte y hoy está estudiando una carrera “para-médica” ya reconectado con un mundo de salud en una comunidad terapéutica que opera como verdadera “casa de vida”.
Ahí, en esos arrabales de destrucción, encontró un “Padrino” (sustituto del Padre) con quien tenía una relación de violencia. Me confiesa que el “Padrino” lo bautizo con un nombre marginal que además lleva en un tatuaje. Dominaba a esos veinte muchachos con la droga que debían conseguir o el dinero que, también, debían drogas y dinero fruto de robos o de otras transacciones ya que a la noche les facilitaba un departamento lujoso en el centro porteño. Así manejaba este “Patrón del Mal” una organización.
Me sorprendí porque encontré en este y otros relatos un nuevo mundo que desconocía. Desterramos manicomios como acción humanitaria, pero muchos de ellos viven en condiciones miserables y sin atención médica. Parece haber un “manicomio” en las calles como muestra de la intemperie, el desvalimiento y la intemperie. Me dicen que así viven miles. Esto no solo solo sucede aquí.
Un paciente me decía: “la Iglesia donde tomé la comunión hoy està tomada por un grupo de consumidores y distribuidores, fue abandonada y ahí consumía hasta que vine acá” (ciudad vecina a Rosario. Paradojas de esta cultura).
La calle como depósito de las miserias humanas, la escuela y las Iglesias; son muestras del avance de la autodestrucción. Una Iglesia abandonada parece ser una metáfora de hoy. No solo las Iglesias que me contaba el paciente sino las familias han perdido fuerza y de la misma manera las escuelas.
AMOR, LIMITES Y VALORES
Estos nutrientes emocionales nos completan como seres humanos. Somos seres incompletos al nacer a diferencia de los animales que muchos parecerían nacen completos. Son, en el caso de los humanos, los padres, las familias, el barrio, las escuelas, los dinamismos espirituales de cada sociedad los que forman al sujeto. Lo completan y esa completud surge de una cultura viva que se transmite de generación en generación.
Mientras tanto me llama una autoridad médica de una obra social por un joven de 16 años que con su moto y arma en mano desde los 12 años y con muchas drogas roba en el conurbano y se droga todo el día. El padre roba y es adicto y el abuelo también.
La transmisión entre generaciones que es la base de la vida misma y de la humanidad está rota. La madre lo abandono cuando era chico en manos de esos hombres que consumían y robaban con él. Es la cultura preventiva lo que parece valer y su valor se exalta aún más por su carencia; padres formados, familias que conducen, limitan, aman y transmiten valores, escuelas que instruyen en Educación para la Salud (hay una Ley de Prevención Escolar inaplicada y aprobada por el Congreso en el 2010), barrios que cuidan. O sea, una cultura adversa a lo que daña entre lo que está el consumo d drogas. En esto estamos perdiendo por goleada.
No valen solo los ejércitos ni las tropas de élite. Es la cultura como lo enseñaba el maestro filosofo Ortega y Gasset cuando nos decía “el verdadero salvavidas en el mar bravío de la vida es la cultura”.
El gran maestro Castiñeiras de Dios, que me honro con su amistad, poeta excelso, cuando vio trabajos preventivos que organizamos con miles de personas me dijo lo que vale “es crear un sistema inmunológico preventivo social”.
L.Cancrini maestro en adicciones en Italia y Europa visitando la Argentina al ver a miles de personas en teatros y escuelas me dijo a fines de los 90 que se estaba creando “un frente social preventivo”; eso es lo que vale. Cuando no hay un frente social preventivo surge lo que él llamaba la inundación. O sea, se cancela todo discurso preventivo, se cierran centros y todo está liberado.
TIEMPOS DE EUTANASIA
Esto lo entendieron los productores de drogas y los financistas de la ganancia y plusvalía de esta. El neuromarketing es su aliado. Crear una cultura de la aceptación social del consumo y de banalización de los daños. Países caribeños aceleran la producción de cocaína y exportan en cantidades enormes sin ningún tipo de control.
Son tiempos de química y de soledades en plazas, aguantaderos, dormir en colchones tirados dentro de un banco al lado de los cajeros, etc. Duele escuchar estas historias de esta ciudad que huele a muerte próxima y eutanasia viva.
Michael Shellenberger, intelectual y periodista de California era un gramscista convencido (A. Gramsci pensaba desde el nuevo marxismo que la cultura burguesa y capitalista y todo el Occidente debía caer no solo desde la lucha de clases sino desde la destrucción de las bases culturales, o sea la familia, las normas , las espiritualidades ya que era necesario crear un nuevo “sentido común” ya que el “sentido común” existente era solo una construcción cultural y que había que de-construir todo eso). El californiano lucho por la liberación de las drogas.
Hoy al ver los resultados de muerte y locuras sociales lidera una “Coalición por la Paz” junto a ciudadanos americanos que obligo al poder político a terminar con los lugares abiertos de consumo, dar tratamiento, refugios que impidan la vida en las calles y una política preventiva.
Dice el intelectual californiano: “…nuestro movimiento de padres, adictos en recuperación y residentes pidió a la Guardia Nacional que cierre estos lugares” y sigue diciendo es un gran triunfo de la Coalición. Esta Coalición obligo al gobernador Gavin Newsom a cerrar el tráfico de drogas al aire libre. Era una eutanasia promovida desde el Estado mismo siempre dentro de una progresía en donde los libres se transformaban en esclavos. Hasta cerca de Beverly Hill hay un barrio donde hay más de 50.000 personas en estado decadente donde van a morir.
Ahora buscamos, sigue diciendo, que “los gobiernos den a nuestros seres queridos de las calles tratamiento psiquiátrico y atención a las adicciones como lo merecen los seres humanos; las adicciones mantienen a las personas atrapadas en las calles donde son víctimasde violencia y abuso y debemos ordenar el tratamiento”.
Fui testigo presencial del parque de “Zúrich-Letten” a mediados de los 90. Acá se lo promocionaba como el lugar ideal de las drogas liberadas. Fui a verlo y encontré miles de deteriorados, psicóticos ambulantes, seres hambrientos de drogas y delirando. Las casas de alrededor se vendían a bajo precio.
Lo publiqué en el diario “El Día “(La Plata). Al poco tiempo un funcionario de la embajada se me acerco a la Universidad del Salvador donde trabajaba y me dijo que no hable más de eso porque en una fría noche de invierno todo eso iba a desaparecer. Así fue. Pero no salió en los diarios cuando antes había salido que era el “Paraíso en la Tierra”.
Juan Alberto Yaría
- Director general de Gradiva – Rehabilitación en adicciones
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